Segundo Capitulo ( Solo somos fantasmas )

Bosquecito mágico.

Lilian reía de una forma particular, eso fue lo primero que les demostró que ella aún estaba. Como seguían yendo al bosquecito prohibido, se hizo ver. Estaba más hermosa que nunca, un vestido ligero y suave la cubría, su cabello moreno estaba atado en una cola alta y los rizos caían sobre su hombro. Sonrió, abrió la boca solo un poco para susurrar:

-Las quise, las quiero, las querré.

Jessica intentó responder, pero al cabo de diez segundos Lilian desapareció. Al otro día volvieron, esta vez, Lilian se sentó en un tronco a medio cortar y les contó algo breve, pero, muy preciso.

-Yo fui la que seguía en la lista del colegio, obviamente sigue alguien.

Las miro y agrego:

-De los más chicos – y desapareció.

Y volvió, pero solo si ellas iban a ese lugar especial, solo ahí, en el bosque.  Esta vez aprovecharon el tiempo para preguntarle justamente eso, por qué solo aparecía en ese lugar, solo ahí. La pregunta fue tan simple:

-Porque es mágico, siempre se  los dije. Aquí veía a Brian, ¿recuerdan? Para ustedes solo fue un cuento de los tantos que inventé, solo que este era real.

Brian también murió, hace un año. Eran inseparables, era un cuarteto de lunáticos. La depresión fue similar a la que se sintió con Lilian. Paula y Jessica nunca creyeron el cuento de que ella lo veía. Pero si creyeron que era su lugar favorito, guiándose nada más porque era prohibido.

-Adiós- dijo un segundo antes de que tocara el timbre.

Seguían visitando el lugar, siempre,  pero no siempre estaba Lilian. En realidad, hace días que no la veían. Pasaron semanas y ellas estaban seguras que solo fue producto de su imaginación. Era el último intento, probarían en el siguiente recreo.

Tic toc, tic toc.

El sonido retumbaba en sus oídos. Tic toc, tic toc. Esperaban lo que fuera para poder comprobar si era solo una ilusión o real. 

El tiempo llegó.

Caminaron con paso lento y trataron de no llamar la atención. Cruzaron la oxidada verja que daba al bosquecito y la vieron, no se veía feliz, ni mucho menos…